25/6/15

A Alexánder Mejía le ha llegado la hora con la Selección

 Alexánder Mejía desplegó ese día todo su físico, todo su aliento, para no perder la batalla. Fue hace dos años, también fue, como ahora, una variante de emergencia de José Pékerman frente a Argentina, solo que ese día ingresó en pleno partido. Entró y corrió como nunca, y batalló como siempre. Su misión: marcar a Messi. Y aunque tuvo un partido de máxima exigencia y debió terminar exhausto, cumplió. Por eso el duelo de este viernes, en el que será el más seguro titular por las ausencias de Carlos Sánchez y Edwin Valencia, no le será ajeno.

Mejía ha tenido un trabajo silencioso en la Selección Colombia. Pero se sabe que es como un perro de cacería, una fiera que esperan ser liberada para atacar a su presa. Es el indicado para ese trabajo sucio que tendrá que hacer este viernes Colombia, para contener el ataque de Argentina.

Su oportunidad de ser titular le llegó de manera inesperada. Siempre estuvo haciendo fila, ya que por delante de él estaban Abel Aguilar, hoy lesionado, Carlos Sánchez, hoy suspendido por amarillas, y Edwin Valencia, con la fractura de ligamento cruzado. La mala suerte de sus compañeros podría abrirle la puerta de la titularidad, ya que Colombia no tiene otro volante de marca convocado. Podría improvisar con otro jugador, pero Mejía, que siempre ha entrado a apagar incendios, es el más indicado.

Podría pensarse que Mejía es un novato de la Selección por su poca participación, pero en realidad está con José Pékerman desde casi el comienzo de esta era, ya que fue convocado en la primera lista oficial del entrenador para los juegos contra Perú y Ecuador de la pasada eliminatoria. Desde entonces, aunque ha jugado poco, casi siempre ha estado entre los elegidos, muchas veces ingresó al final para cuidar un resultado, como lo hizo frente a Brasil, en esta Copa.
Mejía jugó contra Argentina en la Eliminatoria. Archivo EL TIEMPO
No obstante, el volante se fue ausentando de la Selección y solo regresó para la segunda vuelta de la eliminatoria, para aquel juego con Argentina. Esa vez, cuando debió marcar a Messi, entró al minuto 61, Colombia estaba con 10 por la expulsión de Cristian Zapata, y recién había ingresado Messi, que fue suplente. Mejía fue tras él.

Nacido para el fútbol

Nacido en Barranquilla, y de familia de beisbolistas, era muy probable que Alexánder Mejía tomara el camino de la pelota caliente. Pero no lo hizo. Desde muy pequeño, mientras le huía a las matemáticas, aunque no era mal estudiante, se refugiaba con la pelota de fútbol. Sin embargo, su infancia no fue fácil.

No tuvo la figura materna, o por lo menos no de su madre natural que lo abandonó cuando solo tenía dos meses de nacido. Escasamente recuerda su nombre, Fanny Esther. Pero tuvo la suerte de contar con Juana Jiménez Montiel, su abuela paterna y quien se considera su mamá. Ella lo crio, lo vio patear sus primeros balones y le inculcó los primeros valores. Su padre, Alexánder, también estuvo con él, al igual que muchos tíos que vieron cómo el joven Mejía no quería saber nada de béisbol, solo de la pelota de fútbol.

Por eso no tardó en vincularse a sus primeros equipos, escuelas deportivas como Las Nubes y Estrellas del Caribe que antecedieron su paso a la selección Atlántico. Ya cuando sentía que se podía defender sin su padre y sin su abuela, Alexánder no dudó en viajar a Cali para probar suerte en la escuela Boca Juniors. Tenía 14 años de edad. Allí debió autorregularse, forjar disciplina si quería llegar a ser profesional. Además tenía otra responsabilidad. Vivía con un hermano, Carlos, que es cuatro años menor.

Fueron las primeras pruebas que pasó Mejía antes de comenzar su andar en el fútbol profesional. Luego vendrían otras, como una etapa adversa en el Tolima, donde no lo tuvieron en cuenta y, según narra, no le respetaron el contrato. Sus equipos han sido Quindío, Once Caldas, Atlético Nacional (donde ganó por fin títulos) y ahora el Monterrey de México.

Un 2015 de emociones

Alexánder Mejía ha vivido un año de contrastes emocionales. Comenzó su travesía en el fútbol mexicano, fue una alegría para él fichar por un equipo como el Monterrey, al que llegó con las mejores expectativas. Pero en febrero recibió una pésima noticia. Su padre, Alexánder, fue detenido por las autoridades colombianas que lo acusaban de un supuesto caso de homicidio ocurrido en el 2005, justo el año del debut de Mejía en el profesionalismo.

Y mientras digería esa noticia, Mejía también tuvo que ver cómo lo relegaban en el equipo. Se convirtió en suplente, jugó muy poco. Aún no está claro su futuro. Sin embargo, su gran alegría del año fue el nacimiento de su segundo hijo, Sebastián, que tuvo con su esposa, Lina María. El primero se llama Santiago. Ambos son los principales motivos que tiene Mejía pasa seguir adelante.

Y como bendecido por el nacimiento, quedó en la lista de la Copa América, ya había estado en el Mundial con Pékerman, donde jugó en cuatro de los cinco partidos de Colombia. El presente le volvió a sonreír. Hoy está frente a su gran posibilidad de ser titular, de enderezar un año difícil.

Seguramente será el titular este viernes y, de ser así, tendrá una doble misión, no solo bloquear a Messi, sino reemplazar de la mejor manera a los ausentes, a Sánchez y a Valencia. Es hora de que Pékerman lo libere, le abra las puertas para que Mejía corra por su presa.
Pablo Romero
ENVIADO ESPECIAL
Santiago
@PabloromeroET

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