10/8/14

James Rodríguez: "Ojalá Pékerman se quede en la Selección Colombia"


James Rodríguez habló en entrevista exclusiva con El Tiempo


James Rodríguez posa con el Botín de Oro del Mundial-2014, en Madrid.

Son siete medios internacionales, entre ellos EL TIEMPO, los que esperan para tener una charla breve y de primera con el futbolista de moda en el planeta, luego de su gran participación en el Mundial, en el que fue el inesperado goleador. (Lea aquí: Sin mucha bulla, James Rodríguez ya tiene su 'Botín de Oro'.)

Todos esperamos en la zona de prensa de la sede deportiva de Valdebebas del superclub madrileño. Es un segundo piso que parece la sala de un hospital. Afuera, detrás de unos vidrios esmerilados y de unas cortinas tipo ‘black out’, está la cancha uno de entrenamiento, la principal, en la que el equipo practica para la Supercopa de Europa del próximo martes contra Sevilla, en Cardiff (País de Gales), pero no podemos ver nada, absolutamente nada. Está prohibido.
Es como una sala en cuarentena, en la que, aislados, esperamos que aparezca James con el ‘Botín de Oro’ de la Copa del Mundo de Brasil-2014, el trofeo que Adidas, la firma de implementos deportivos que patrocina el Mundial y los torneos de la Fifa, le entregó casi que en secreto, sin mucho ruido, sin una ceremonia especial.
Un vigilante siempre está encima. Hace una marca firme sobre el grupo, como las de Pepe sobre Messi. Sabemos que afuera, a 35 grados centígrados, el entrenamiento termina exactamente al mediodía. Nos enteran de que James se demorará porque tiene una sesión de fisioterapia (masajes), luego se bañará, se vestirá de paisano, almorzará…
Entre tanto, la espera se alarga en los dos salones de TV (el Liga y el Copa), ubicados en el segundo piso de uno de los edificios de la sede, en el que además está la sala de conferencias de prensa.
Pasan y pasan los minutos… Las monedas juntadas entre varios se acaban en las maquinitas de café, agua, gaseosas y mecato.
A las 3:04 de la tarde (hora española), al fin aparece James, el joven de la transacción, de los 80 millones de euros, de Mónaco a Madrid, con el trofeo del guayo bañado en oro bajo el brazo izquierdo, cargado en ‘jarra’.
Viene muy sonriente, muy peinado y perfumado. Muy ‘puestecito’, como dirían las mamás, pero muy informal, como cualquier muchacho que aún no sabe ni de fama, fortuna o gloria, pero que, todo lo contrario, ya ha vivido y vive eso y más, al mismo tiempo con su esposa, Daniela, y su pequeña Salomé.
Por eso, verlo en franela con el logo del patrocinador, tenis de la misma marca y un jean negro, sin nada en especial, lo hace, paradójicamente, mucho más especial.
Pasa de una sala a otra hasta que completa la ronda. Es nuestro turno: el encargado de prensa del club da la largada a la charla, de respuestas muy cortas, con una mirada en su reloj…
Dos meses maravillosos
Por fin tiene en sus manos el ‘Botín de Oro’ como goleador del Mundial de Brasil-2014. ¿Qué significado tiene eso para usted?
Es algo único. Estoy feliz por eso, por estar con el premio.
Ahora lo venía cargando ¿Pesa…?
Sí, pesa un poco. Y siento, ahora, felicidad por tenerlo.
Se le ve en la cara que está contento, pero ¿ese peso de tener ya el ‘Botín de Oro’ del Mundial en su poder puede afectarlo para lo que se viene?
No, no, no… No afecta nada, porque cuando uno entra al campo tiene que sacarse presiones de todo tipo y yo creo que ahí no me va a pesar absolutamente nada.
Han sido dos meses maravillosos para el fútbol colombiano, para usted. ¿Le cambió la vida radicalmente en poco tiempo?
Yo pienso que sí, me cambió todo. Nuestra Selección es un gran equipo, que tiene grandes jugadores, que somos unidos, y de ellos (los compañeros) también es este lindo trofeo. Queríamos seguir haciendo historia. No estaba (en los planes) perder con los brasileños...
Aunque apenas han pasado dos meses, también parece que todo hubiera pasado hace mucho tiempo. Cierre los ojos y dígame el primer recuerdo que le llega del Mundial…
¡Huy! Todos, todos…
No. Dígame uno…
¿Uno…? El gol contra Uruguay (el primero, el declarado como el mejor de la Copa Mundo), porque ese fue un día único, un día en el que todos hicimos historia como equipo, un día que nunca voy a olvidar…
¿Y esa jugada cómo sale? ¿Cómo decide un crack esa jugada?
Esa es una jugada que siempre entreno, pero sin duda que si tú ‘chutas’ (pateas) 40 veces solo va a entrar una y justo entra esa… Entra al ángulo y, entonces, ¡golazo!
En ese mismo partido, al final, con la victoria con sus goles, con la clasificación para el quinto juego, usted se detiene en la mitad de la cancha, mira las tribunas, se ve en las pantallas y toma aire… ¿Qué pensaba?
Que era un sueño, un sueño lindo… Estaba en un estadio histórico (el Maracaná), había hecho dos goles en unos octavos de final, hicimos historia… ¡Hombre, yo creo que estaba aterrizando! Y me estaba diciendo: ‘Como que algo está pasando aquí’, como que todo era realidad...
¿Ustedes sabían todo lo que estaban generando en el país?
No. Estábamos en un hotel. Íbamos de avión a hotel y de hotel a avión, y fue así durante dos semanas. Solo vinimos a verlo el día de llegada, después de lo de Brasil (la derrota). ¡Todos estaban locos!
Sí, la gente estaba ‘enloquecida’…
Sí, estaban locos. Yo vi a chicos grandes (hombres) llorar. Fue algo grande y ese recuerdo tampoco nunca lo olvidaré.
Como usted tiene fama de mamagallista, de bromista…
Sí, sí (y se ríe)…
En ese sentido, y sin que me conteste ‘ganarle a Brasil’, ¿qué faltó para llegar más lejos?
Pienso que… No sé, no lo sé… Queríamos llegar más lejos. El partido fue raro. Empezamos perdiendo a los 7 minutos, el árbitro también influyó mucho y en el primer tiempo estuvimos un poco idos. En esas instancias no se puede dar ventaja de nada. Para el segundo tiempo entramos con otra actitud, ya despertamos, pero ya estábamos 2-0 y era difícil y no alcanzó.
Pékerman tiene sabiduría
Uno de los temas del momento es la continuidad del técnico José Pékerman. Cuando él se despidió de ustedes, ¿les dijo algo? ¿Les dio a entender que él no iba a volver? ¿O hubo un gesto especial del técnico para decir que quería seguir?
No habló nada. Sobre eso, yo quiero que él siga. Es un gran técnico y una gran persona, quien cambió todo en Colombia. Con los jugadores él tiene algo especial y tiene sabiduría, tiene experiencia. Ojalá se quede.
Y, como si fuera poco, después de ese ‘Mundialazo’ llega usted a Real Madrid, con la camiseta ‘10’, entra al declarado mejor club de la historia del fútbol, entra a la ‘Liga de las superestrellas', es ‘galáctico’. ¡Y apenas tiene 23 años…!
Estoy tranquilo, estoy en un club grande, en un club que siempre quiere ganar títulos, en un club que siempre presiona para ganar, pero aquí estoy tranquilo, entrenando. Solo quiero ayudar para que el equipo gane y pueda conseguir más títulos.
Apareció en una foto, en gran camaradería con Cristiano Ronaldo, el actual ‘Balón de Oro’. Tenemos la idea de que ustedes son buenos amigos de tiempo atrás. ¿Cómo comenzó esa relación?
Él es una gran persona. Coincidimos en que tenemos el mismo empresario (el portugués Jorge Mendes). Aquí en el Madrid hay otros muy grandes jugadores y por eso siempre está arriba…
Otra foto que vimos es una en la que aparecen usted y Marcelo muertos de la risa. ¿Cómo ha sido la relación de todas las superestrellas del Madrid con usted, la nueva superestrella?
Todos, todos me han recibido muy bien… Ante todo, son buena gente y eso es lo más importante, por eso uno los admira. Son grandes jugadores, pero tienen gran humildad; por eso ellos también están acá en el Madrid. Yo sólo quiero ser uno más del equipo, sólo quiero ayudar siempre.
Ya me dijo que le ha cambiado ‘toda’ su vida en dos meses. ¿Qué tanto le cambió, también, a su familia en Colombia, a su mamá, a su padrastro, a su gente…?
Yo no sé… Ellos siguen iguales. Su vida puede que les haya cambiado solo un poco, pero ellos siguen igual.
Ya me dicen que es momento de terminar, que mi tiempo se ha cumplido (van 8 minutos y 40 segundos…). ¿Le queda algo por decirles a los lectores de EL TIEMPO?
Sí, que gracias por todo, que gracias por apoyar siempre. ¡Ustedes también son parte importante de todo este triunfo!
GABRIEL MELUK
Enviado especial EL TIEMPO
Madrid

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