16/11/11

Así no vamos a ningún Brasil


Lionel Messi (izq.) celebra el primer gol albiceleste en el Metropolitano. Después llegaría el segundo, de Sergio Agüero, que les significó la victoria y los tres puntos a los visitantes. / EFE

Por: Manuel Dueñas Peluffo / Enviado especial, Barranquilla
El equipo que dirige Leonel Álvarez se fundió en el calor de Barranquilla y siguió cediendo puntos en casa.


Una vez más Colombia mató al tigre y se asustó con el cuero. Como ocurrió el viernes ante Venezuela, el equipo de Leonel Álvarez se fue adelante en el marcador y superó a su rival en el primer tiempo, pero en el complemento se quedó físicamente y terminó desordenado, por lo que cayó 2-1 en el estadio Metropolitano, ante una discreta, pero luchadora selección de Argentina.

Y así no se clasifica a un mundial. Si no se hace respetar la casa es imposible pensar en finalizar entre los cuatro primeros del continente, así el técnico y los jugadores destaquen su entrega en la cancha y pronostiquen que seguirán luchando hasta el final.

A decir verdad, lo grave no es perder ante Argentina, que aún en crisis sigue siendo una potencia mundial. Pero no haber sumado ayer, después del empate ante Venezuela, sí descuadra mucho las cuentas alegres que se hicieron después de la victoria ante Bolivia en La Paz.

Lo que más preocupa, sin embargo, es el pobre rendimiento del equipo en la segunda parte, cuando no generó sino una opción de gol y a duras penas pasó de la mitad de la cancha. Los jugadores se fundieron y el técnico le metió la mano para darle un revulsivo.

Colombia saltó a la cancha con menos ímpetu que el viernes ante Venezuela, pero con mayor seguridad en la parte de atrás. Se preocupó primero por mantener el cero en su arco y después por descifrar el esquema ultradefensivo de los albicelestes, con tres volantes de marca y apenas uno mixto detrás de Lionel Messi y Gonzalo Higuaín.

Durante los primeros 20 minutos el equipo lució apresurado e impreciso, abusando de la media distancia para inquietar. Apenas al promediar la etapa inicial Adrián Ramos tuvo una opción de gol, cuando desbordó por la izquierda y tras eludir en el área a dos defensas, remató mal.

Luego Jackson Martínez falló en el cabezazo, en un centro preciso de Pablo Armero, más incisivo y efectivo que Camilo Zúñiga a la hora de ir al ataque.


La pierna de Mascherano

El gol llegó a los 44 minutos, cuando Dorlan Pabón cobró una falta que le cometieron a James Rodríguez al borde del área. El tiro del jugador de Atlético Nacional fue desviado por Javier Mascherano y se fue al fondo de la red, ante la mirada impotente de Sergio Romero, quien estaba jugado hacia el otro lado.

Entonces se prendió la fiesta. El Metropolitano volvió a ser el de los 90. Ayer parecía que para ingresar al estadio fuera obligatorio estar vestido de amarillo. Y en el descanso los 46.792 hinchas no pararon de gritar y alentar a Colombia, como en la época de El Pibe Valderrama, Mondragón, Chicho Serna y Valenciano, quienes estaban en la tribuna acompañando a su amigo Leonel.

A esas alturas nadie podía pronosticar la tragedia que se venía después. En el complemento Argentina tuvo mayor actitud y con Sergio Agüero y Lionel Messi comenzó a generar juego y puso a trabajar a David Ospina, quien había sido un espectador más.

Hasta que el volante del Barcelona arrancó por la mitad, metió un pase profundo para que José Sosa tirara el centro rastrero al área. El arquero y Mario Yepes se confundieron y dejaron la pelota rebotando para que apareciera Messi, libre de marca, y decretara el empate.

Colombia no reaccionó. Sus jugadores evidenciaron el cansancio y el técnico tampoco acertó en las modificaciones. Argentina, en cambio, sí sacó su casta y se agrandó. Messi, Agüero y compañía siguieron manejando el ritmo, tal vez conformes con el resultado. Pero fue tal la pasividad de los locales, que los albicelestes sintieron que podían ganar y fueron por la victoria.

Messi habilitó a Higuaín, cuyo remate salvó Ospina. El rebote, sin embargo, le quedó a Agüero, quien la empujó y puso a celebrar a los visitantes.

Y ahí terminó el partido porque Colombia no tuvo carácter para reaccionar. Ningún jugador asumió el liderazgo y hasta la afición sintió el golpe y se calló.

Una vez más la historia se repite. Como en Bogotá y Medellín en la eliminatoria pasada, Colombia no puede en casa. Malo si se juega en la altura y malo si lo hace en el calor de Barranquilla. El problema no es la sede, sino el equipo.

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