31/3/12

Un perro, un gato y un 'animal'


Cristiano e Higuaín -dos goles por cabeza- y Benzema dinamitan el fortín osasunista. Mou apuesta por Granero en el eje y el líder firma un primer tiempo antológico.

El Madrid superó con matrícula la prueba del Reyno. Lo hizo con la enorme facilidad que volvió a facilitar la contundencia de sus tres delanteros, que suman ya 100 goles en todas las competiciones, los mismos que lleva el líder en esta Liga. Abrió la cuenta Benzema con una 'delicatessen', siguió Ronaldo con un misil y cerró el primer tiempo Higuaín con una picadita marca de la casa ante Andrés. En la segunda mitad, Nino abrió un resquicio a la esperanza local, pero Ronaldo e Higuaín acabaron reduciendo a cenizas la resistencia de Osasuna. Un golpe en la mesa con todas las de la ley del líder en uno de los campos donde le esperaban sus perseguidores.

La contundencia del ataque madridista, la magnitud de sus números, volverá a ocupar tertulias y debates, pero no debería ocultar un decisión trascendente: sin Khedira ni Lass, Mourinho optó por Granero en el medio, donde todo el mundo esperaba a Coentrao. El partido no parecía del perfil del madrileño, pero el centrocampista jugó y rascó cuando tuvo que hacerlo. Subió un escalón, ya que el fútbol se le supone. En el Reyno aportó más que eso. También oficio, como Raúl Albiol, reclutado tras un largo periodo de sombra. Respondió de forma positiva.

Huracán blanco
Lejos del trivote de Villarreal, el Madrid volvió a ofrecer la imagen demoledora que le ha distinguido en varios tramos de la temporada. La de primeros tiempos como los de Málaga, Valencia o Sevilla. El de Pamplona estuvo a la altura en cuanto a juego, pero le superó por la factura de los goles. En el primero, Benzema aunó talento y potencia, dos virtudes en apariencia contrapuestas, en las que luego firmarían sendos doctorados Cristiano e Higuaín. Aunque seguramente fue el temprano gol del francés el que descolocó a Osasuna, que se vio en un escenario temible para cualquier equipo: obligado a ir a por el Madrid y a dejar muchos metros a su espalda. La pradera del Reyno fue un patio de juegos para los blancos, en especial para Özil, que volvió a jugar de puntillas, y para Cristiano, que se ensañó con Roversio.

El rearme moral del Madrid volvió a evidenciarse en el segundo tiempo, que se inició con un buen cabezazo de Nino a centro de Roversio. Toda la jugada se desarrolló con la aquiescencia de los defensores blancos. Acto seguido, Cristiano le quitó un gol cantado a Higuaín. Una situación que en otras circunstancias hubiera podido alterar a los blancos. No esta vez. El Madrid esperó con paciencia hasta que Osasuna, reventado, se partió en dos y cerró con otro par de goles. Pudo añadir alguno más a una victoria que le permite tachar otra fecha en su particular calendario. Y no una fecha cualquiera.

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@SantiSiguero

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