7/1/11
TARDE DE 9 OREJAS E INDULTO EN MANIZALES.
En la foto Manuel Jesús "El Cid".
Manizales ( Por Guillermo Rodrìguez )
La tarde de este històrico viernes 8 de enero ( hace 31 años se perdonò la muerte a "Joyero" lidiado por Dàmaso Gonzàlez ) quedarà marcada por varias cosas:
El encierro de Herederos de Ernesto Gutièrrez que facilitò a los toreros moldear esas esculturas vivientes y efìmeras, arabescos y buceo de fondo marino que es la busqueda de la perfecciòn de los toreros.
El toreo perfumado de esencias clàsicas de Juan Mora ( los màs jòvenes no tenìan idea que el matador llevaba en la faena de muleta la espada.(decir que esla de verdad es redundante pues lo otro serà el ayudado deplàstico o madera ) El Placentino sorprendiò a todos,montò el acero y se volcò sobre el morrillo del primero dejando a medias a la banda de mùsicos ).
Manuel Jesùs El Cid, roto, como Camaròn de la Isla interpretando un palo del màs puro flamenco, del màs hondo en su faena al segundo.
El valor de Bolìvar para recuperarse de dos momentos angustiosos . El primero prendido por la axila y levantado como un muñeco de un tapiz de Goya. Luego, un palizòn en el suelo tras una chicuelina. Cortò 1 oreja. Y tuvo la claridad mental para romperse como un bailador de fandango cordobès en una agitada madrugada y entender al gran sexto, darle los tiempos y el ritmo a un toro que durò 10 minutos en salir del toril porque no podian sacarlo tras romper una puerta en corrales. Lo indultò y la Gracia de la bendiciòn taurina se posò una vez màs sobre los tres artistas y el criador Don Miguel Gutièrrez cuando la opacidad de la tarde invitaba a la reflexiòn del banquete vivido.
La noche del jueves la cruz para Miguel con un novillo endiablado y burlòn que quiso meterle elpitòn a Castella, furioso y con genio del malo. Hoy, la miel se derrama y los bonancibles Gutièrrez vuelven a surtir alegrìas a una aficiòn que gozò como niño chico ( expresiòn muy chilena ) comiendose un merengue en un parque.
Juan Mora nos recuerda que el toreo no es un arte antiguo sino clàsico, que interpreta las suertes con la genialidad de un maestro del pincel. El siente, palpita, deletrea, se coloca, ofrece su cuerpo, sus manos dirigen los vuelos del capote y la muelta y todo con esa dificil facilidad de un profesor de matematicas que explica una ecuaciòn newtoniana a un grupo de sabios. Sus muñecas son gràciles , compone la figura, no se desmelena: torea , que se dice pronto. Y esos andares, ese salir de la cara del toro con torería ( no es redudante es el clasicismo) , ni un gesto descompuesto. Me recordó Juan en muchos momentos al maestro Antoñete.
En sus dos derrochò esa naturalidad de los grandes toreros, ya vuelto de todo y despojado de dudas.
Todos sabìamos que nos encontramos ante el mejor Mora, al màs decantado y con solera de un escalafòn de muchos artesanos y pocos creadores. El lo es y en sumo grado. Inventor de sortilegios.No quiere engañar a nadie sino decirnos con sus trastos que el toreo no tiene edad, ni tiempo pero sì medida y hondura, calado y respeto al toro.
Las dos orejas de su segundo es el premio a una vida, a un quehacer, a una filosofìa de entender el mundo que se sintetiza en un ruedo.
El Cid viene de Salteras, pueblecito sevillano y trae escondido en su espuerta la hondura de los cantaores como Mercè y el granaino Morente ( se nos fue hace unas semanas de tanto que se desgarrò en sus tientos ). Dejò sentado que con Manuel Jesùs debemos contar en la temporada española, que tiene una mano izquierda bendita para el natural y que se rompe, se desmadeja y torea, torea con la pasiòn de una seguiriya gitana-
Como embarcò, què manera de ligar los muletazos. Que suavidad, que temple y dominio de la escena.
4 orejas, y la gloria de una toreria que estremece el corazòn, que nos hace crujir y amar este arte que nos llegò de las culturas mediterràneas.
Bolìvar naciò en la parte màs estrecha de Amèrica ( Panamà ) por esas cosas de la vida pero su tez morena , su cabello encrespado y teñido de pelos blancos lo delatan como caribeño.
Tras los dos monstruos, desenfunda la artilleria del toreo,, se hincò y la larga. El toro lo prende por la axila, lo eleva y tememos lo peor. Nada màs que aparatosa cogida. Se va a los medios y en recuerdo a Chicuelo, da el lance,sale atropellado y dos volantines en el suelo. Se levanta. 0tra vez se ha salvado. El toro se le colaba por el izquierdo. Pero ante violencia, templanza. El pitòn izquierdo , complicado. Mejor el derecho.
Corta 1 oreja
En el ùltimo de la tarde con Mora y El Cid que habìan ganado el pase a salir en hombros, Bolìvar se crece, se agiganta. Tiene en "Quimbaya", hijo de "Relàmpago" el toro ideal. El ejemplar demora en salir porque tiene querellas en los corrales con las puertas. Aparece en el ruedo y se echa como si estuviera con los suyos en el campo ( tres veces lo hizo ) pero tenìa buen fondo , bondad, recorrido, emociòn en definitiva. El toreo , en los medios ( ahì dan su particular batalla los bravos ). Bolivar le enjarreta tandas ligadas por ambos pitones y trincheras y recortes. Y el toro, una màquina de embestir hace que el torero emprenda el camino del èxito. El toro a màs. Nadie quiere en la plaza que muera . El palco tampoco y sale la bandera amarilla y luego dos blancas....Ha triunfado la ganaderìa y el toreo a pie.
Los tres toreros se van en hombros.....El ganadero, triunfador legìtimo abandona el ruedo, sale discreto a pie, derrama unas làgrimas que casi nadie advierte. Su madre le da un cariño beso en la mejilla derecha, su hijo lo abraza y decenas de manos como pajarillos sueltos lo buscan y le dicen una lisonja que èl, siempre cortès agradece. Se destoca del sobmrero de su progenitor, el mèdico Ernesto, ese aguadeño que es inseparable para el veterinario de voz ronca y modales finos. Ese sombrero blanco con una cinta negra es su talismàn.
Salgo con la satisfacciòn contenida por una calle falduda pensando que el toreo se posa frecuentemente en esta ciudad vigilada por un cerro blanco y habitadas pro gentes cultas que sueñan con las historias de los abuelos que vieron a 0rdòñez y a Giròn.
Don Ernesto Gutièrrez, socarron y sabio, estarà de plàcemes. Su historia, unida a su ciudad y su gente, se rompen las manos de aplaudir los toros que èl un dìa inventò con su hermano Hernàn en ese encaste prodigioso de Murube- Santa Coloma.
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