La Luciérnaga.
Una mañana fría llegó Carlos III con aire insigne. Se quitó el sombrero muy lentamente, bajó de su caballo y con voz profunda le dijo a su lacayo: “Ahí está la Puerta de Alcalá…ahí está viendo pasar el tiempo”.
Esa puerta donde conviven pasado y presente es la misma que gira y gira en Caracol desde los años del irreemplazable Julián Ospina y su Reporter Esso. Muerto Julián, llegó de Manizales el insustituible Eucario Bermúdez y al lado del sin igual boyacense Armando Osorio dejaron su impronta en el oído de una multitudinaria audiencia.
Se fue el inventor del cuento, el hombre de la exactitud, Don Fernando Londoño y ahí está la puerta de cristal viendo rotar estrellas…”otra ventaja de Caracol”.
La compañía ya no es colombiana; pasó a manos de los españoles…y ahí continúa facturando y prendiendo radios como en los días dorados de Don Chucho Álvarez Botero o el gigante Billy Vargas. Quién imaginaba entonces que Pase la Tarde- o La Ventana- algún día cambiaría las voces varoniles y familiares de Piedrahita y Juan Harvey por el estilo travesti y maluco de Frank Solano?
Contra todos los pronósticos fue posible mantener la franja noticiosa de la mañana sin Yamit Amat; aún cambiándolo por el alpargatudo acento del yarumaleño Darío Arismendi, conservando, eso sí, siempre el primer lugar en sintonía.
Imposible prescindir de Guillermo Díaz Salamanca en el exitoso programa humorístico. Vivíamos en un mundo de ficción pues llenaron el vacío en su momento con Gardeazabal y, ante la cruel realidad, mejoró el espacio en contenido. Intentaron hacernos decir muy a la española Radio Caracol, pero en esa propuesta fracasaron rotundamente. El tumbao nuestro es distinto: simplemente Caracol.
Ahora acaba de concluir el show sobre los sucesores de Hernán Peláez y Gardeazabal- tanto como perder a Messi y a Cristiano el mismo día- y la verdad, el espectáculo no afloja. La Luciérnaga, unos meses después, sigue como Jhonny Walker…!tan campante¡ Con un valor agregado: es mucho más periodista Gustavo Gómez que el dueto vallecaucano de Peláez y Gardeazabal.
Los españoles del Grupo Prisa llegaron a nuestro país curados de espantos. Hace tres años renunció todo su Carrusel Deportivo – Paco González y Pepe Domingo Castaño a la cabeza- quienes abandonaron la Cadena Ser con una respetable pauta publicitaria a su favor firmando para la Cadena Cope, cargándose cincuenta funcionarios más- sí, cincuenta- entre técnicos, reporteros, vendedores, grabadores, productores. Y ahí está La Puerta de la Ser viendo pasar el carrusel del tiempo en la Gran Vía de Madrid.
Reconozcamos humildemente que una gran marca, una chapa poderosa, un monumento no admite insustituibles en la radio. Aunque también es cierto que unos hacen más falta que otros.
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