Los culés volvieron a mostrar su mejor versión en la competición continental.
Si jugadores de la talla de Messi, Iniesta, Xavi o Villa no tenían
duda alguna de la remontada y del consecuente pase a los cuartos de
final de la Liga de Campeones, toda la parroquía debería haber tomado
nota y esperar lo ocurrido. No fue fácil a pesar de que el comienzo del
choque apuntaba a ello y con algo de sufrimiento, los de Roura pudieron
dedicar a Tito y a todo el barcelonismo su victoria por 3-0 y su pase a
cuartos de final.
Poca gente había dejado de opinar sobre el bajón deportivo del
Barcelona en las últimas fechas, pero los jugadores culés no perdonaron
la posibilidad de contestar donde mejor saben hacerlo, en el terreno de
juego. En el verde, los chicos de Roura alzaron la voz, gritaron a los
cuatro vientos que siguen muy vivos y que no han olvidado su forma de
jugar al fútbol de un día para otro.
Como el Barça de los seis títulos o el que ganó la última Liga de
Campeones en Wembley, los catalanes salieron a hacer lo que mejor saben,
mover el balón con velocidad, marear al rival y presionar en el campo
visitante cuando daba la casualidad que el esférico no estaba en sus
dominios.
Niang mandó un balón al palo tras un mano a mano con Valdés antes del 2-0
La fórmula que tantas alegrías ha dado a los culés no falló. Era una
noche especial, un día que podía marcar el futuro próximo del proyecto y
todo volvió a la normalidad gracias al 'estilo Barça'.
Messi no estaba triste ni cansado y apareció donde deben salir los
jugadores de su nivel. Sólo tardó seis minutos en estrenar el marcador e
indicar el camino de la remontada a los más de 90.000 aficionados que
llenaron las gradas del Camp Nou dispuestos a conseguir la épica.
Iniesta y Xavi volvieron a llevar la manija del balón y después de
que el primero metiera un balón interior con Messi, el de Terrasa
prolongó una perfecta pared con el argentino para que marcara el
primero.
Fruto del juego culé fue el hecho de que los milanistas no
consiguieran cruzar la medular con cierto criterio hasta el minuto
siete. Pedro, Xavi, Villa, Iniesya y Busquets fueron los de las grandes
noches y cumplieron su papel como si fuesen Guardiola y Tito los que les
miraban desde el banquillo.
Con un Milan tan indefenso y un Barcelona arrollador las ocasiones
de gol se sucedieron para los de Roura, pero por fortuna para los de
Allegri estaba Abbiati bajo palos. El ex del Atlético despejó un disparo
de Xavi desde fuera del área y otro de Iniesta con la ayuda del
portero. Parecía que el gol era cuestión de tiempo.
El encuentro estaba controlado y pocos dudaban de la remontada
barcelonista, pero en el fútbol nada hay escrito y en la Liga de
Campeones también influye la suerte. Niang no logró aprovechar un error
defensivo del Barcelona y mandó al palo un mano a mano con Valdés justo
antes de que Messi marcara el segundo azulgrana. Los milanistas pagaron
su excesivo conservadurismo y Ambrosini, un perro de presa que no se
siente muy cómodo
con el balón en los pies, perdió el esférico ante Iniesta en zona
prohibida. El manchego no dudó en jugar con La Pulga y el argentino,
tras buscar su hueco, disparó a gol igualar la eliminatoria.
En una noche reservada para la gloria, no pudo faltar Villa. El
asturiano volvió al once titular y no falló. Demostró que es un jugador
vital para este Barcelona y marcó en la primera clara ocasión
que tuvo. El balón llegó a Xavi en la zona de tres cuartos, el hoy
capitán tiró de escuadra y cartabón para hacer llegar el esférico al
Guaje y tras la precipitación de Constant en el corte, Villa colocó el
cuero en el fondo de la red para llevar el delirio a la grada.
Sólo 55 minutos tardó el Barcelona en hacer los deberes y en
demostrar que la Liga de Campeones es su hábitat natural. En la máxima
competición continental puede fallar un día, pero no dos. La sala de
máquinas culé puede estar una semana sin rendir a tope, pero la calidad
siempre se termina imponiendo.
Con el pase en el bolsillo, los chicos de Roura levantaron el pie del
acelerador y el Milan comenzó a cruzar la medular y a dar sensación de
peligro, pero sólo en una acción de Bojan que terminó despejando Jordi
Alba pudo inquietar a un Víctor Valdés que seguirá jugando partidos de
Liga de Campeones con el Barcelona.
En el tiempo añadido y con prácticamente todo decidido, Jordi Alba
dio la puntilla al Milan tras una contra de manual que prolongó Alexis
con una perfecta asistencia.
Finalmente, si Xavi recordaba hace unos días que a este equipo le
faltaba una remontada y un choque para la épica, el libro de historia
culé ya tiene un nuevo capítulo para añadir a tantas páginas doradas que ha escrito en las últimas campañas.
pablo.egea@marca.com
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