Que Brasil –la irreconocible Brasil– y
Colombia estuvieran en el mismo grupo en la Copa América, ya anticipaba
que sería una zona vibrante. Pero que además Perú y Venezuela sacaran su
casta y se envalentonaran como lo han hecho, originó un panorama
emocionante e incierto. Cuatro naciones con tres puntos y una fecha por
jugar, todas tan cerca del cielo y a la vez del infierno. Todas
obligadas a ganar, a no regalar nada, y con las maletas a medio empacar.
¡Qué presión! ¡Qué lío!
Ha sido un grupo de reparticiones. Han sido
tan condescendientes unas con otras que todas han sabido ganar y perder.
Ninguna ha querido ser poderosa y aplastante, la que ganó luego fue y
perdió, pero tampoco se han entregado.
Para la jornada de este domingo ya no hay
favoritas. No lo son ni Colombia ni Brasil. Será una jornada sin
pronósticos. El que gane sigue su camino; el que empate queda
dependiendo de otros, incluso de aspirar a ser una de las dos mejores
terceras, el que pierda termina de hacer la maleta.
Colombia es última del grupo C, con tres
puntos, como todas. Tiene menos goles a favor que Brasil, el líder, y
que Perú. Y Venezuela le gana la posición porque le ganó en el
enfrentamiento directo. Eso hace tan complicado el escenario. La obliga a
vencer a Perú para no sacar del equipaje la calculadora.
El defensor Jeison Murillo, autor del heroico
gol frente a Brasil, lo tiene claro. “Fue un motivo de orgullo vencer a
Brasil, pero en la tabla son solo tres puntos y aún estamos
comprometidos con hacer la tarea para clasificar”, dijo.
Esa victoria le devolvió las fuerza y la
confianza a Colombia, pero la clasificación sigue comprometida. Enfrenta
ahora a una Perú resistente. Peligrosa. Batalladora. Un equipo que ya
complicó a Brasil, y perdió; pero que después venció a Venezuela, y
complicó todo. Además, tienen una motivación exacerbada. Como si
recordaran que en la Copa América pasada, la de Argentina 2011, ya
eliminaron a Colombia. Qué susto. “Nos vamos a jugar todo contra
Colombia para intentar clasificarnos”, bramó el delantero peruano
Claudio Pizarro.
Colombia y Perú, que jugarán en la ciudad de
Temuco, juegan a primera hora, a las 2 p. m. (hora colombiana), pese a
las gestiones que ha hecho la federación Colombiana de Fútbol para
lograr una justa unificación de horarios. Es decir que Brasil y
Venezuela, que juegan después, tienen esa ligera ventaja: conocer de
antemano el destino del juego anterior.
Ese detalle no es menor, sobre todo porque ya
no se puede pensar que Brasil va a vencer a Venezuela y clasificar sin
depender de otros. Eso dejó de ser una obviedad, ahora es más un juego
de máximo peligro, más cuando los brasileños no contarán con su mejor
hombre, con Neymar, suspendido cuatro partidos.
“Todo el mundo está preparado, centrado,
sabemos que hay un gran partido. Perdimos a nuestro principal jugador,
pero todo el mundo está centrado para compensar la pérdida de Neymar
para el próximo partido”, dijo Coutinho, representando el sentimiento de
los brasileños de lograr la clasificación.
Pero hace rato que Venezuela dejó de ser un
rival cómodo para Brasil, y para cualquier otro. Venezuela está
preparada para dar un nuevo golpe, tal como lo hicieron con Colombia.
“Se le ganó por primera vez a Colombia en la Copa América, ¿por qué no
podría haber una primera vez contra Brasil? Se ha demostrado en esta
Copa América que todos están parejos”, dijo el entrenador Noel
Sanvicente, con un convencimiento abrumador.
Se anticipaba un grupo vibrante y así lo es. Falta el desenlace, saber quién termina de hacer la maleta. Cualquiera se puede ir.
PABLO ROMERO
Enviado especial de EL TIEMPO
Santiago
@PabloRomeroET
Enviado especial de EL TIEMPO
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