11/11/11

No da pie con Bolivia


ARGENTINA 1 - BOLIVIA 1

Un golpe más a la Selección, que jugó mal, empató por el gol de Lavezzi y empujó en el final con mucho nervio. Fue un triste 1-1 contra Bolivia, el más flojo del continente, como en la Copa América. Messi no anduvo, como todo el equipo.

Un golpe más. Otro. Se venía de la paliza en Venezuela y ahora contra Bolivia. Una paliza. ¿Que no se perdió? Conceptualmente sí, porque se empató en casa contra el equipo más débil del continente. Porque no se jugó nada bien. Porque Messi fue el prototipo del que no queremos que sea con la celeste y blanca, caído, apagado. Porque no hubo línea de juego. Porque no hubo frescura aunque jugaran Pastore y Ricky Alvarez, dos de buen pie. Porque la Selección sigue sin aparecer, sin entusiasmar, generando decepciones.

Desde el vamos se dio el partido que se esperaba, con un rival que se metió atrás como en la Copa América, que se cerró bien, que no generó espacios. Nada nuevo en el fútbol, el libreto de todo equipo que llega de punto. Y no hubo antídoto contra ese planteo: la Selección tuvo la pelota pero sin profundidad ni claridad, sin desnivel individual. Ni Messi podía dar el salto de calidad, aunque estuvo participativo en los primeros 45'. En el primer tiempo, más allá del pobre nivel, hubo chances de gol: le anularon mal el 1-0 a Higuaín, Pastore pegó un tiro en el palo y Leo tuvo el gol en su zurda, pero le pegó lejos.

El segundo tiempo tuvo más adrenalina y más descontrol. Más nervio también. Porque Bolivia se puso arriba con el gol de Martins, que aprovechó un error de Demichelis y después se divirtió con Micho y Burdisso, haciéndolos quedar en ridículo. Conclusión, al pasar: no hay respeto por Argentina, saben que en cualquier momento le pueden hacer daño porque la defensa no da seguridad, porque en cualquier momento pueda pasar lo que pasó. Ya habían regalado en el primer tiempo un par de tiros libres cerca del área...

Con el festejo de Martins se venía el incendio. Sabella sacó a Ricky y entró Lavezzi. Y, suerte para la desgracia, el Pocho la metió en la primera que tocó, definiendo de zurda. Pero ese gol fue sólo eso, el del empate, la Argentina no pudo subirse al tren, a ese envión. Apretó, empujó con nervio, Gago (se ganó el lugar) se puso en el rol de conductor distribuyendo, a Messi se le abrieron dos chances desde lejos, pero no hubo vuelta. El equipo iba sin jugar bien y se exponía a la contra, igualito al 1-1 del debut en la Copa América, con Batista de técnico.

Hubo ansiedad, nervio, poco fútbol. Ni con otros pies finos como los de Pastore, Gago y Ricky, Messi se pudo iluminar. No se armaron sociedades para crear, fue ese empuje de equipo grande contra un rival que aguantaba. Pero ni la calidad individual apareció, Higuaín estuvo absolutamente desenchufado, aislado de todo. Hasta hubo cuatro de descuento, en los que Pastore pudo poner el 2-1 tras un pase de Gago, pero tampoco le acertó al arco y enseguida se vieron esas caras tristes de los jugadores, como tantas otras veces en los últimos tiempos.

Decepción de Argentina. Una más. La Selección sigue sin dar pie con bola. En este caso, no dio pie con Bolivia.

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